lunes, 28 de febrero de 2011

Furor legislativo voluntarista

  Interesante análisis el del Dr. Bernal sobre el actual chaparrón legislativo  

   Pensaba que era sólo un problema español, agudizado en las últimas legislaturas. Pero un “billete” agudo e irónico de Robert Solé, en Le Monde del pasado día 17, me hace caer en la cuenta de que es una epidemia de la llamada civilización jurídica continental.
   Se legisla demasiado y bastante mal. Casi todos los años hay que reformar las disposiciones de la temporada anterior, porque no se tuvieron en cuenta los efectos “perversos” de lo regulado. En vez de tachar, que sería más lógico, se amplían los textos y, por tanto, la capacidad de distorsión. Y, poco a poco, parece que el único campo jurídico es el administrativo, donde no prevalece la racionalidad, sino la voluntad de poder, cuando no los hábitos de probos funcionarios.

   Afortunadamente, hay leyes que no se aplican porque exigen reglamentos de aplicación complejos que lleva su tiempo elaborarlos. Basta pensar en la lentitud de la “transposición” de tantas directivas europeas.

   Ora fuente de la ineficacia jurídica es la sobrecarga judicial. Apenas crece el número de jueces ni los recursos humanos y materiales de las oficinas judiciales, pero cada vez son más los asuntos penalizados de los que debería entender la magistratura (bloqueada ya por el aumento de la conflictividad propia de tiempos de crisis económica).
   Pero, como dice Solé, hemos llegado a un auténtico “frenesí de textos”, que inunda la sociedad con oleadas normativas. Menciona un informe del Senado francés, según el cual los funcionarios locales estarían sujetos a unas... 400.000 prescripciones técnicas. De las basuras a las cantinas escolares, ningún campo queda exento. "Para cada cuestión, para cada eventualidad, para cada duda, la respuesta es la misma: legislar o reglamentar", comprueba la delegación del Senado para colectividades territoriales. 
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SALVADOR BERNAL
RELIGIÓN CONFIDENCIAL

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